jueves, 24 de julio de 2008

La Costa

Lo mismo de siempre, pero seguro con nuevas historias. Ese pueblo chico que tanto quiero tiene una magia especial, la magia de un pueblo como cualquiera sumada a la magia de lo que es, lo que parece ser, y en lo que se convierte de vez en cuando. De Marzo a Noviembre las noticias vuelan, los comentarios son chusmeríos, en Diciembre nadie entiende nada, todos caen en la vorágine de la nueva temporada, y cuando llega Enero nadie recuerda dónde vive, cómo, ni por qué. En Febrero se preparan para estancarse en la paz, esa paz que llega en Marzo cuando los más chicos quieren convertir en algo que no existe como la joda de los fines de semana, y en inventar un lugar dónde solo ellos mismos puedan ser lo que desean. Cuando ya nos hay caras desconocidas, ni personas a la apuradas ( si los turistas se apuran, parecen olvidarse que estan de vacaciones), en ese momento volvemos a lo mismo, esos cuentos que parecen nunca terminar y esos otros que empiezan con tanta fuerza que pareciera imposible detenerlos. LOS AMIGOS, esos que estan y siempre van a estar, los mates en la plaza o la playa, las tipicas y rutinarias vueltas por esas calles tan caminadas, las que guardan miles de recuerdos.

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