lunes, 4 de agosto de 2008


Como el mar cuando golpea con fuerza en las rocas. Como el viento cuando sopla como un huracán. Como cuando la tierra tiembla y se abren brechas. Así llega la TRISTEZA, sin saber cuándo, sin saber cómo. Solo llega, golpeando con fuerza.


Alguien dijo una vez que apreciamos a las personas por sus cualidades, pero que las queremos por sus defectos...
... no puedo más que estar de acuerdo. Cuando echamos la vista atrás, aún sabiendo qué fue lo que nos dolió, cuáles fueron los errores que otros cometieron y que nos hicieron daño... al mirar atrás muchas veces todas esas cosas no aparecen y hay que hacer un esfuerzo para recordar el porqué. Y aunque lo fácil sería seguir adelante sin mirar atrás, no podemos perder de vista lo que ya hemos vivido, porque quedan cicatrices que escuecen y que no podemos ignorar aunque queramos.
Ignoro lo que quedará, qué será lo que perdurará más allá del tiempo, las tormentas, las decepciones y las lágrimas; pero sé que todo va y viene, y mucho no vuelve nunca más.
Cuesta decidir a quién echaremos de menos, quién es prescindible sin dolor y quién no llegará a marcharse NUNCA..

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